Así sucede: hay personas que simplemente deciden que ya no necesitan a un perro. Sin aviso, sin indemnización, sin el más mínimo intento de buscar un nuevo destino para un ser vivo con el que han compartido 5 años. Simplemente cierran la puerta frente a un hocico húmedo y confiado. Y eso fue lo que ocurrió con Tasia. Los vecinos no sabían que la habían abandonado y la ataron a un poste para que no se perdiera. Así fue como la encontraron los voluntarios.

Perra sonriente

Tasia es un mar de positividad. Mirándola, no se puede evitar sonreír, incluso si el ánimo está por los suelos. Ella anima a cualquiera. Su carita está llena de expectativas: paseo, juego, caricias o simplemente una charla, ¿qué le ofrecerá la persona? Su colita se mueve con alegría, barriendo el suelo a toda velocidad. En resumen, Tasia es un torrente de felicidad. No se ha amargado, ni se ha decepcionado de las personas. Su dueño será amado y adorado. Sabe pasear con correa, conoce órdenes, y es una amiga confiable. Aunque no se lleva muy bien con otros perros.

Sé amigo de Tasia

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