Ella estaba sentada junto a la reja de una ventana del sótano, tratando de calentarse de alguna manera. Sí, ahora es común cerrar las rejillas del sótano para que ninguna gata ilegal reciba una porción de calor. En Pusha se adivinaba de inmediato un antiguo animal doméstico. La desolación y la incapacidad de adaptarse delatan a estos, incluso si se les mira de reojo. Y si se observa día tras día, el corazón se aprieta de dolor por la gata que no puede esconderse de los perros o esquivar las patadas de las personas. Con esperanza, se arrastra hacia el cuenco en la calle, pero no hay comida. Allí la situación ya es escasa, y si hay algo, los compañeros de infortunio más ágiles lo devoran. Pusha logró ser llevada al refugio. Era hermoso ver cómo de un ovillo de pelaje enredado y sucio surgía la espléndida Pusha. La timidez se desvanecía y la esperanza regresaba.

Pusha es un alma bondadosa

Pusha es una gata inteligente, cariñosa y tierna. Muy buena y pacífica, pero a veces en ella despierta una leona. Puede que siempre haya sido así, o tal vez el período de hambre en la vida en la calle haya dejado su huella, pero cuando Pusha ve carne o comida húmeda, no puede controlarse y los que están alrededor oyen un formidable rugido: “¡Mío!”. Juguetona y sociable, le importa la atención y la compañía; la gata espera con ansias que vengan por ella.

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