Antes de llegar al refugio, Petya vivió en una familia problemática, donde lo maltrataban. Las huellas de esa crueldad quedaron en forma de una costilla rota, que sanó de manera incorrecta y ahora ligeramente sobresale. En el refugio, el gatito llegó en mal estado, pero afortunadamente, todo eso ya es parte del pasado: Petya recibió tratamiento, ganó peso y ahora es un gato sano y bien cuidado.
Un amigo cariñoso y agradecido
A pesar de lo que ha pasado, Petya ha mantenido un carácter sorprendentemente amable y abierto. Es cariñoso, manso y muy sociable. Su gran pasión es comer bien, y siempre es el primero en llegar a su plato a la hora de la comida. Petya se lleva bien con otros animales y se entiende maravillosamente con los niños, mostrando paciencia y ternura.
Ayuda a Petya a encontrar un hogar
Puedes contar la historia de Petya a tus amigos y compartirla en las redes sociales, para que su persona especial lo encuentre pronto.





