Él llegó al refugio tras ser atrapado y se quedó. Es tan honesto y responsable que intenta ganarse su comida y techo, esforzándose por ser útil. Murat cuidaba del refugio e incluso fue donante. Pero algo sucedió: tal vez se cansó de esperar y tener esperanza, o tal vez recordó alguna antigua ofensa o se asustó. Desde entonces, no confía mucho en los extraños: se esconde en su caseta y sale solo cuando se asegura de que los visitantes se comportan con calma.

El triste guardián

Las mascotas también tienen sentimientos. A simple vista, Murat es un chico sencillo y trabajador. Pero bajo esta apariencia se esconde un corazón tierno. Antes de llegar al refugio, vivió toda su vida en la calle, endureciéndose y luchando por sobrevivir. Luego, las personas le ayudaron y su gratitud no tuvo fin. Sin embargo, cualquier perro sueña con un hogar, un dueño y una verdadera amistad. Pero ese tipo de persona todavía no aparece. ¿Querrá Murat volver a ser un excelente guardián, valiente y audaz? Probablemente ni él lo sabe. Solo está esperando a su familia, que le brinde amor incondicional y le devuelva la valentía, la esperanza y la fe en sí mismo a este hermoso perro.

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