Una vez apareció en el sótano de un edificio residencial. Entraba al vestíbulo con cautela, comía una chuchería y desaparecía. No se sabe cómo vivió antes, si siempre fue un vagabundo o si tuvo un hogar. Murashik fue un poco difícil de atrapar, pero finalmente lo lograron y lo llevaron al refugio de animales.

Murlyka, el narrador

Murash le encanta charlar, recibe a los buenos amigos con un divertido maullido y un suave ronroneo. Este curioso chico se interesa vivamente por todo lo que le rodea. El buen chico sufrió un poco por la vida en la calle: tenía piedras en la vejiga y dientes enfermos que requerían tratamiento. Ahora, el guapo está recuperado y sueña con encontrar un hogar.

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