La pequeña Mulan llegó al refugio de animales asustada y muy débil. Resulta que, junto con otros gatos, vivía en una jaula junto a diez compañeros. Decir que no recibían buenos cuidados es poco. Eran esqueletos sucios y desaliñados, hambrientos, que no conocían la libertad y no contaban con ni un solo rincón para moverse. Los gatos apenas comían, dormían unos sobre otros y allí mismo hacían sus necesidades. Un trato tan inhumano podría arruinar a cualquiera y es un verdadero milagro que Mulan y sus compañeros hayan sobrevivido a esa pesadilla. Luego comenzó un largo proceso de recuperación y sanación. Era como si aprendieran a vivir de nuevo. En sus ojos apagados, poco a poco empezó a resplandecer una chispa de esperanza. Ahora, Mulan está a salvo y lista para encontrar un nuevo hogar.
El hada nocturna
La misteriosa bolita de pelo negro y rojizo, Mulan, mira con seriedad y precaución. En realidad, es una niña muy afectuosa. Solo hay que saber comprenderla. Ella se abrirá por completo solo a aquel en quien confíe y a quien ame de todo corazón. La vida ha enseñado a Mulan a no confiar en las personas, pero ya está dando sus primeros pasos: se acerca con timidez y se deja acariciar, ha soportado todas las pruebas con valentía y poco a poco ha empezado a confiar en quienes la cuidan. Inteligente y responsable, Mulan aprendió de inmediato a usar la caja de arena y el rascador, y sabe cuál es su lugar en la habitación. No es nada agresiva, se lleva bien con otros gatitos y permanece junto a ellos. La hermosa y tranquila Mulan será un verdadero adorno en su nuevo hogar. Solo necesita tiempo para acostumbrarse y dejar de tener miedo. Mulan se alegrará de unirse a una familia que la cuide y no la apresure. Y ella, sin duda, les devolverá el cariño y los hará el centro de su universo. Se sentirá cómoda en un hogar sin ruidosos niños pequeños ni otros animales.
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