Milka vivió en la calle después de que ella y sus compañeros fueran echados de un hogar desfavorecido. Abandonada al frío y al hambre, se refugió en el umbral de una oficina donde las personas la alimentaban. Durante el invierno, su salud se deterioró y el refugio literalmente rescató a la gatita.

Una dulce y cautelosa

Milka es un poco cautelosa al principio, pero una vez que se acomoda en los brazos de una persona, no necesita nada más para ser feliz: solo que le rasquen la pancita. Esta dulce chiquita es muy amable, valora el cariño y la atención. Se adapta rápidamente a su nuevo entorno, prefiriendo la compañía de las personas a cualquier juguete. La gatita está acostumbrada a usar el arenero, lo que la convierte en una candidata perfecta para una familia amorosa y amigable.

Dale felicidad a Milka

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