Lakki vivió durante mucho tiempo en la calle, en el patio de un edificio de vivienda en Volgogrado. Las personas amables alimentaban a la gatita, y en invierno la dejaban entrar en el vestíbulo para que se calentara. Desafortunadamente, no todos estaban contentos con esa vecindad: algunos habitantes maltrataban a Lakki y trataban de deshacerse de ella. Un hombre incluso quería soltar a su perro contra la pobre gatita. Afortunadamente, todo terminó bien: la gatita fue llevada a un refugio de animales llamado “Domik”, donde ahora vive.
Entiende a las personas
La vida le ha enseñado a Lakki que no se puede confiar en todo el mundo. A los desconocidos los enfrenta con precaución, pero luego muestra una ternura infinita. Lakki es muy hermosa: su gracia y su pelaje negro brillante la hacen parecer una pantera. Sus ojos rasgados le dan a su carita un toque oriental.
¡Hagamos feliz a Lakki!
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