Lipa era una gata callejera común, que además fue atropellada por un coche. Su estado era crítico: tenía lesiones y se negaba a comer… En el refugio, la cuidaron con mucha paciencia: alimentación a través de una sonda, terapia de soporte y, sobre todo, cariño. Aún así, tuvo una oportunidad de vivir.

Todo lo malo queda atrás

Ahora, Lipa vive en el refugio. Es cautelosa, como si aún no pudiera creer que el dolor ha quedado atrás. No se esconde, pero intenta pasar desapercibida; conoce la caja de arena y se lleva bien con sus compañeros. Esta tímida belleza no tiene una oreja, secuela de su difícil pasado en la fría calle. Se adaptaría bien a una familia tranquila sin niños pequeños, donde la quieran tal como es.

Cómo ayudar a Lipa

Cuéntale a alguien sobre Lipa, tal vez su historia resuene con alguien más. O apóyala con un paquete de publicidad; todo esto acelerará su búsqueda de "su" persona.