Un día, unos amables humanos encontraron a un pequeño ardillita con las patitas dañadas en el borde de la carretera. Nunca sabremos qué le sucedió a Belok. Este chiquito ha pasado por mucho: los veterinarios lucharon por cada patita, pero solo lograron salvar una.

La vida a su ritmo

Belok es un chico modesto y muy encantador. Se ha hecho un hogar en una acogedora casita, donde se siente seguro. La mayor parte del tiempo duerme o observa tranquilamente lo que sucede a su alrededor. Sale a pasear principalmente cuando está seguro de que nadie lo está mirando, como si guardara su pequeño secreto.

¿Quieres alegrar a Belok?

Puedes mimarlo en su Día de Belok, "enviando" deliciosas golosinas de ardilla a su tazón desde la distancia. Y mantén un ojo en la cámara: seguramente saldrá a agradecerte.