En uno de esos días nublados de otoño, la curadora del refugio se apresuraba a una reunión con los voluntarios y decidió acortar el camino. Junto a la entrada, vio una gatita empapada y asustada, sentada sola bajo la lluvia. Su corazón no pudo resistir: cubriéndola con su abrigo, la curadora la llevó consigo. Así comenzó la nueva vida de la gata, a la que en la fundación llamaron Anaconi, en honor a su elegancia y fortaleza.

Un amigo ideal con un carácter soleado

Anaconi se adaptó rápidamente: resulta que es una nena muy sociable, juguetona y muy cariñosa. Su amabilidad se extiende a todos: se lleva muy bien con otros gatos y personas. Esta es la gata que trae confort y alegría al hogar simplemente con su presencia.

Cómo ayudar a Anaconi ahora

Anaconi sueña con un hogar que ame su vitalidad y lealtad. Para que este sueño se haga realidad, regala a Anaconi un paquete publicitario — así esa persona especial aparecerá más pronto.