Cuando la pequeña quedó sola en la calle, decidió actuar con determinación. Simplemente entró volando por una puerta abierta de la caseta del guardia, se escondió detrás del refrigerador y se puso a llorar. Solo un especialista con guantes especiales pudo sacar a la asustada chiquita de su refugio. Lo más probable es que Vialka haya nacido de una gata callejera. ¿Quizás su mamá se fue o tal vez la pequeña se perdió? Ahora eso no importa, porque la niña está en el refugio y espera con ansias ser llevada a casa.
Un dulce y tierno florecito elfo
En el refugio, la ansiedad de la gatita ha ido desapareciendo poco a poco. Esta cariñosa nena ama que la acaricien y responde con suaves ronroneos. Se entrega sin reservas a los juegos. Activa, lista y adorable, es imposible no sonreír al mirarla.
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